El pasado viernes,
día 20 de Julio, dio comienzo el mes de Ramadán, mes durante el cual los
musulmanes practican el ayuno diario desde las seis de la mañana hasta las seis
de la tarde.
Este ayuno supone
la abstinencia de cualquier tipo de bebida, comida o relación sexual. Llama
especialmente la atención la primera de ellas, sobre todo por el país en el que
estamos y las temperaturas que se alcanzan durante estos días.
En lo personal, no
me imagino sin poder beber ni un buchito de agua a lo largo de todas esas horas, con más
de 50 grados de temperatura en la calle, y compaginando con el trabajo...
Es la primera vez
que vivo el Ramadán de una forma tan directa y además, apenas si llevo un mes
en el país, por lo que estoy seguro que hay muchas cosas que aún desconozco sobre
el mismo y, algunas otras en las que estaré equivocado, pero creo que en pocos días
ya tomas conciencia de lo que significa en tu rutina diaria y el cambio tan drástico
que supone.
Y… ¡vaya cambio!
La semana laboral
De nuevo este
tema…
Y es que gracias
al Ramadán la jornada pasa a ser intensiva, con un horario de 8:30 a 14:30. Y
aunque sigan siendo seis días laborables a la semana, sin duda que es mucho más llevadera y te deja tiempo para hacer otras cosas fuera de
la oficina.
Por ahora, por
carga de trabajo no parece que vayamos a conseguir cumplirla del todo, pero sí que
saldremos a las cuatro o las cinco, lo que nos permite disponer
de toda la tarde para descansar, ir al gimnasio, a la piscina o verte una peli
tranquilamente.
Días más
tranquilos, sosegados. ¡Por fin!
Las tiendas y los supermercados
¿Qué pasa con las
tiendas y los supermercados?
Pues que cambian
por completo sus horarios, pasando a ser caóticos y extraños. De hecho, yo aún
no me he enterado muy bien de cómo van, de si todos hacen el mismo o cada uno
el que le da la gana, si varía de un día a otro o es algo constante.
Hoy por ejemplo queríamos
ir a comprarnos unas botas de seguridad, y resulta que la tienda está abierta de
una del mediodía a cinco de la tarde y que luego abren de nuevo a las nueve y no
cierran hasta las dos de la mañana.
O peor aún,
cuando unos compañeros se van el viernes pasado (día de comienzo del Ramadán) al
Carrefour y al encontrárselo cerrado y preguntar por el nuevo horario les
comentan que la apertura era, nada más y nada menos, que a las nueve de la
noche y el cierre a las… ¡cinco de la mañana! Ahí lo llevas, un after hour en
toda regla.
Lo que no he
terminado de averiguar es si éste va a ser su horario por lo que resta de
Ramadán o sólo fue algo especial al ser viernes y día de comienzo del período
de ayuno. Me imagino que será lo segundo, aunque quién sabe.
Los restaurantes y los bares
Como es lógico, olvídate
de encontrar uno abierto durante las horas de ayuno. Un país donde todo lo que esté
relacionado con la religión viene por imposición no iba a ser diferente con
este tema.
Todo el mundo a
hacer Ramadán y punto.
Que no se te
ocurra comer o beber nada en público, ya estés desfalleciendo o muriendo de
sed, si no quieres buscarte un buen problema. Hoy mismo me contaba un compañero
de trabajo saudí que ayer, en el sur del país, habían cogido a un chico bebiendo
agua por la calle y que lo normal es que lo expulsaran del país.
Por supuesto, en
la oficina, nosotros, los “Westerns”, bebemos agua, pero siempre con cuidado y
evitando que alguno de los compañeros musulmanes nos vean. Por su parte, los
Tea-Boys siguen trayéndonos una botella de agua cada mañana, cosa que pensé que
no harían, pero lo que sí que no hacen es traerte café o té. Si quieres tomarte
una infusión coges y tú mismo te la preparas con cuidado en la cocina.
Como ya comenté,
el compound es un mundo aparte y no iba a ser diferente respecto a este tema. No
hay problemas para comer y beber en los restaurantes del mismo, y el
mini-market y otros establecimientos siguen con el mismo horario que tenían anteriormente.
Hay
que tener en cuenta que el hecho de que todos los restaurantes y bares estén
cerrados hace necesario que cada día vengamos al compound a almorzar, si no
quieres terminar ayunando como un musulmán más.
El tráfico
Nuestras oficinas
están algo lejos del compound y cada mañana, mediodía o tarde que vas o vienes
encuentras aglomeraciones, atascos y, por supuesto, auténticos locos al
volante. En Ramadán, sin embargo, a esas mismas horas de locura apenas si
encuentras coches por la carretera, sobre todo temprano por las mañanas.
Y se agradece,
vaya si se agradece. Ya no es sólo el tiempo que te ahorras, sino también el
poder conducir algo más relajado, sin cabreos y agobios, sin coches que se te
pegan atrás, se te meten y te obligan a frenar, te dan largas, te pitan y hasta
te tiran alguna que otra cosa.
En definitiva, que se agradecen estos días de Ramadán. Con jornada intensiva, sin atascos y tranquilidad en la oficina.
Hay que
habituarse, hacerse a la nueva rutina, los horarios extraños y la obligación de
hacerte de comer cada día, pero en mi caso lo prefiero con creces. Creo que las
ventajas ganan con mucho a las desventajas.
Es parecida a la sensación
que tenía en las oficinas de Sevilla durante los meses de verano, con la jornada
reducida, la ciudad vacía, sin atascos ni problemas para aparcar, ni para comer
en cualquier bar o ir al cine. Con sus inconvenientes, como pudiera
ser el calor… aunque para eso tienes el aire acondicionado en la oficina y toda
la tarde para poder irte a la piscinita de un amigo y tomarte una cervecita.
De hecho, si era posible,
prefería cogerme las vacaciones en cualquier otra época, cuando además los
viajes son mucho más baratos y con menos agobios de personas.
Lo que yo no
tengo tan claro es que de verdad todos ellos se tomen este período como su religión
les dicta y debieran, pues parece más un momento que utilicen como excusa para
trabajar poco y comer como animales.
Suena a broma,
pero así es. Llegadas las seis de la tarde, hora de fin del ayuno, se dan
verdaderos festines y terminan comiendo incluso más de lo que comerían en un día
normal.
Hoy
tuve que hacer una visita a obra con un compañero musulmán y aproveché el
trayecto en coche para preguntarle sobre este tema… y algunos otros. Para
empezar, fuimos ambos en el mismo coche, el mío, porque me comentó que estaba
un poco mareado por la mezcla de calor y de ayuno. Normal, con todas esas horas sin beber y con el aire
acondicionado estropeado como ha estado en su sala. Pues encima coge y me dice
que está demostrado que un ayuno así es sano. En cuanto a la comida puede ser,
o no, pero llegar a esos niveles de deshidratación, teniendo que ir a una obra
por ejemplo, con 53 grados de temperatura no puede ser bueno. Que no me lo creo…
Como si fuera una
demostración divina, una vez terminada la visita y tras esperar a que rezara
unos minutos, nos montamos en el coche y ya llegando a la oficina nos quedamos
sin gasolina. Así que allí estaba el pobre, que no quería conducir porque no se
sentía con fuerzas y acaba empujando un coche a pleno sol por la autovía.
El
caso es que cuando le pregunté sobre el tema de los banquetes post-ayuno que se pegan,
me explicó que es cierto que muchos lo hacen, pero que así no es como debiera
ser. Teóricamente, el ayuno depura tu cuerpo hacia Dios y es un momento en el
que tanto pobres como ricos tienen la misma condición.
Es un
momento para encontrarse con Dios, durante el cual, el estómago ayune pero el
alma se alimente, y el sufrimiento o sacrificio pase a ser satisfacción.
La verdad es que a mi la idea con la que se hace el Ramadán me gusta mucho, aunque está claro que no todos comprenderán el mensaje... y desde luego me encanta que no haya tantos problemas de trafico al ir a trabajar :) ¡Qué ganas de vivir todo esto alli contigo!
ResponderEliminarSin duda que lo del trafico es genial... anda que no hay diferencia!!
EliminarSeguro que dentro de poco estas aquí y con un un buen trabajo. ;-)
Madre mia, lo de no comer vale, pero no poder beber ni agua me mataría...
ResponderEliminarSí, sí, yo creo que tampoco podría... vaya suplicio!
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