25 de julio de 2012

Bendito Ramadán




El pasado viernes, día 20 de Julio, dio comienzo el mes de Ramadán, mes durante el cual los musulmanes practican el ayuno diario desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde.

Este ayuno supone la abstinencia de cualquier tipo de bebida, comida o relación sexual. Llama especialmente la atención la primera de ellas, sobre todo por el país en el que estamos y las temperaturas que se alcanzan durante estos días.

En lo personal, no me imagino sin poder beber ni un buchito de agua a lo largo de todas esas horas, con más de 50 grados de temperatura en la calle, y compaginando con el trabajo...

Es la primera vez que vivo el Ramadán de una forma tan directa y además, apenas si llevo un mes en el país, por lo que estoy seguro que hay muchas cosas que aún desconozco sobre el mismo y, algunas otras en las que estaré equivocado, pero creo que en pocos días ya tomas conciencia de lo que significa en tu rutina diaria y el cambio tan drástico que supone.

Y… ¡vaya cambio!

La semana laboral

De nuevo este tema…

Y es que gracias al Ramadán la jornada pasa a ser intensiva, con un horario de 8:30 a 14:30. Y aunque sigan siendo seis días laborables a la semana, sin duda que es mucho más llevadera y te deja tiempo para hacer otras cosas fuera de la oficina.

Por ahora, por carga de trabajo no parece que vayamos a conseguir cumplirla del todo, pero sí que saldremos a las cuatro o las cinco, lo que nos permite disponer de toda la tarde para descansar, ir al gimnasio, a la piscina o verte una peli tranquilamente.

Días más tranquilos, sosegados. ¡Por fin!

Las tiendas y los supermercados

¿Qué pasa con las tiendas y los supermercados?  

Pues que cambian por completo sus horarios, pasando a ser caóticos y extraños. De hecho, yo aún no me he enterado muy bien de cómo van, de si todos hacen el mismo o cada uno el que le da la gana, si varía de un día a otro o es algo constante.

Hoy por ejemplo queríamos ir a comprarnos unas botas de seguridad, y resulta que la tienda está abierta de una del mediodía a cinco de la tarde y que luego abren de nuevo a las nueve y no cierran hasta las dos de la mañana.

O peor aún, cuando unos compañeros se van el viernes pasado (día de comienzo del Ramadán) al Carrefour y al encontrárselo cerrado y preguntar por el nuevo horario les comentan que la apertura era, nada más y nada menos, que a las nueve de la noche y el cierre a las… ¡cinco de la mañana! Ahí lo llevas, un after hour en toda regla.

Lo que no he terminado de averiguar es si éste va a ser su horario por lo que resta de Ramadán o sólo fue algo especial al ser viernes y día de comienzo del período de ayuno. Me imagino que será lo segundo, aunque quién sabe.

Los restaurantes y los bares

Como es lógico, olvídate de encontrar uno abierto durante las horas de ayuno. Un país donde todo lo que esté relacionado con la religión viene por imposición no iba a ser diferente con este tema.

Todo el mundo a hacer Ramadán y punto.

Que no se te ocurra comer o beber nada en público, ya estés desfalleciendo o muriendo de sed, si no quieres buscarte un buen problema. Hoy mismo me contaba un compañero de trabajo saudí que ayer, en el sur del país, habían cogido a un chico bebiendo agua por la calle y que lo normal es que lo expulsaran del país.

Por supuesto, en la oficina, nosotros, los “Westerns”, bebemos agua, pero siempre con cuidado y evitando que alguno de los compañeros musulmanes nos vean. Por su parte, los Tea-Boys siguen trayéndonos una botella de agua cada mañana, cosa que pensé que no harían, pero lo que sí que no hacen es traerte café o té. Si quieres tomarte una infusión coges y tú mismo te la preparas con cuidado en la cocina.

Como ya comenté, el compound es un mundo aparte y no iba a ser diferente respecto a este tema. No hay problemas para comer y beber en los restaurantes del mismo, y el mini-market y otros establecimientos siguen con el mismo horario que tenían anteriormente. 

Hay que tener en cuenta que el hecho de que todos los restaurantes y bares estén cerrados hace necesario que cada día vengamos al compound a almorzar, si no quieres terminar ayunando como un musulmán más.

El tráfico

Nuestras oficinas están algo lejos del compound y cada mañana, mediodía o tarde que vas o vienes encuentras aglomeraciones, atascos y, por supuesto, auténticos locos al volante. En Ramadán, sin embargo, a esas mismas horas de locura apenas si encuentras coches por la carretera, sobre todo temprano por las mañanas.

Y se agradece, vaya si se agradece. Ya no es sólo el tiempo que te ahorras, sino también el poder conducir algo más relajado, sin cabreos y agobios, sin coches que se te pegan atrás, se te meten y te obligan a frenar, te dan largas, te pitan y hasta te tiran alguna que otra cosa.

En definitiva, que se agradecen estos días de Ramadán. Con jornada intensiva, sin atascos y tranquilidad en la oficina.

Hay que habituarse, hacerse a la nueva rutina, los horarios extraños y la obligación de hacerte de comer cada día, pero en mi caso lo prefiero con creces. Creo que las ventajas ganan con mucho a las desventajas.

Es parecida a la sensación que tenía en las oficinas de Sevilla durante los meses de verano, con la jornada reducida, la ciudad vacía, sin atascos ni problemas para aparcar, ni para comer en cualquier bar o ir al cine. Con sus inconvenientes, como pudiera ser el calor… aunque para eso tienes el aire acondicionado en la oficina y toda la tarde para poder irte a la piscinita de un amigo y tomarte una cervecita.

De hecho, si era posible, prefería cogerme las vacaciones en cualquier otra época, cuando además los viajes son mucho más baratos y con menos agobios de personas.

Lo que yo no tengo tan claro es que de verdad todos ellos se tomen este período como su religión les dicta y debieran, pues parece más un momento que utilicen como excusa para trabajar poco y comer como animales.

Suena a broma, pero así es. Llegadas las seis de la tarde, hora de fin del ayuno, se dan verdaderos festines y terminan comiendo incluso más de lo que comerían en un día normal.

Hoy tuve que hacer una visita a obra con un compañero musulmán y aproveché el trayecto en coche para preguntarle sobre este tema… y algunos otros. Para empezar, fuimos ambos en el mismo coche, el mío, porque me comentó que estaba un poco mareado por la mezcla de calor y de ayuno. Normal, con todas esas horas sin beber y con el aire acondicionado estropeado como ha estado en su sala. Pues encima coge y me dice que está demostrado que un ayuno así es sano. En cuanto a la comida puede ser, o no, pero llegar a esos niveles de deshidratación, teniendo que ir a una obra por ejemplo, con 53 grados de temperatura no puede ser bueno. Que no me lo creo…

Como si fuera una demostración divina, una vez terminada la visita y tras esperar a que rezara unos minutos, nos montamos en el coche y ya llegando a la oficina nos quedamos sin gasolina. Así que allí estaba el pobre, que no quería conducir porque no se sentía con fuerzas y acaba empujando un coche a pleno sol por la autovía.  

El caso es que cuando le pregunté sobre el tema de los banquetes post-ayuno que se pegan, me explicó que es cierto que muchos lo hacen, pero que así no es como debiera ser. Teóricamente, el ayuno depura tu cuerpo hacia Dios y es un momento en el que tanto pobres como ricos tienen la misma condición.

Es un momento para encontrarse con Dios, durante el cual, el estómago ayune pero el alma se alimente, y el sufrimiento o sacrificio pase a ser satisfacción.


4 comentarios:

  1. La verdad es que a mi la idea con la que se hace el Ramadán me gusta mucho, aunque está claro que no todos comprenderán el mensaje... y desde luego me encanta que no haya tantos problemas de trafico al ir a trabajar :) ¡Qué ganas de vivir todo esto alli contigo!

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    1. Sin duda que lo del trafico es genial... anda que no hay diferencia!!

      Seguro que dentro de poco estas aquí y con un un buen trabajo. ;-)

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  2. Madre mia, lo de no comer vale, pero no poder beber ni agua me mataría...

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    1. Sí, sí, yo creo que tampoco podría... vaya suplicio!

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