7 de julio de 2012

¡Hasta pronto España… hola Arabia!


Hace ya dos semanas que aterricé aquí en Riyadh y hasta hoy no he encontrado tiempo para comenzar a escribir en el blog e inaugurarlo por fin. Por no tener internet, por carga de trabajo… y otro tema que ya comentaré, he tardado más de lo que me habría gustado en subir mi primer post.

Este blog no tiene más intención que la de permitir a la familia, amigos o a quien le pueda interesar saber un poco sobre esta aventura que es trasladarse a un país tan distinto desde todos los puntos de vista como es Arabia Saudí, donde el choque cultural es inevitable y brutal.

La verdad es que este choque, en mi caso, se produjo incluso antes de pisar suelo saudita. Yo viajé con Turkish Airlines desde Madrid, con escala en Estambul, y fue ya en este aeropuerto donde comencé a notarlo. Apenas si tuve media hora de espera entre vuelo y vuelo, pero ésta coincidió con uno de los cinco rezos diarios, así que observar cómo una parte de los pasajeros sacan una mini alfombra, la tiran al suelo y comienzan a rezar allí mismo ya te deja un poco extrañado. Además claro, de que prácticamente la totalidad de las mujeres presentes en la sala de embarque ya van vestidas con su abaya…

Pero, ¿qué es eso de los rezos y la abaya?

Respecto a lo primero, diariamente hay cinco rezos, de distinta duración y cuyo comienzo varia de un día a otro. Supongo que esta variación está marcada por el calendario musulmán, que es un calendario lunar. ¡Por cierto, que según este calendario, nos encontramos en estos momentos en el año 1433! Plena Edad Media… y vaya que lo parece.

Como iba diciendo, hay cinco rezos diarios y todo el país gira en torno a ellos, ya que durante los mismos, las tiendas, bancos, restaurantes y bares, supermercados u oficinas cierran y dejan de trabajar. Así que hay que tenerlos muy en cuenta para no ir al centro comercial por ejemplo y encontrártelo cerrado. También puede ser que te quedes encerrado mientras haces la compra y tengas que esperar a que termine el rezo y abran de nuevo para poder pagar y volverte a tu casa. En cambio, en otros sitios, como oficinas de bancos o algunos restaurantes, es normal que te echen unos minutos antes y tengas que volver más tarde.

Mujeres con la abaya
Por otro lado, la abaya es la vestimenta obligatoria que deben llevar TODAS las mujeres. Se trata de un velo negro que las cubre de la cabeza a los pies, tal y como podéis ver en esta fotografía. Algunas dejan que se les vean los ojos, otras no, unas prefieren no llevar guantes o las hay que los llevan, no vaya a ser que podamos ver un trocillo de piel…

Muchas veces el que vayan más o menos cubiertas depende del deseo y tolerancia de su marido, no de ellas mismas.

De todos modos, si algo tiene este país son contradicciones, y el tema de la vestimenta no iba a ser distinto. Echadle un vistazo a este artículo del 2009.

Leyes como la del rezo o la abaya hay mil, pero…¿quién vigila porque se cumplan? Pues para eso está la Mutawa, que es la policía religiosa. Ellos se aseguran de que las tiendas cierren durante los rezos, que las mujeres vayan cubiertas por completo o que hombres y mujeres que no tengan nexos familiares no se les ocurra viajar juntos. Hay que tener en cuenta que la forma de gobierno en Arabia es la teocracia, de ahí que haya tal cantidad de leyes religiosas. Es curioso enterarte de la de cosas que están prohibidas en este país. ¡Ya os contaré!

Pero bueno, volvamos al viaje y llegada a Riyadh.

Una vez embarcado y subido al avión fue cuando de verdad me di cuenta que definitivamente ya no estaba en Occidente, que el extraño entre abayas, velos y palestinos (Guthra) era yo y que simplemente había pasado a ser un Western más. No sé si a todo el mundo le pasará lo mismo, pero mi primera reacción inconsciente fue la de buscar gente occidental sentada en el avión, como si eso mejorara la situación. Está claro que no tiene mucho sentido, ni es algo racional, pero por alguna razón el ver si había más personas similares a mí y menos a lo que llevas toda la vida viendo en ficciones como Homeland, tenía cierto efecto tranquilizador. Es una chorrada, claro está, pero así fue.

Algo que tampoco ayudó mucho fue el tipo inmenso que se sentó a mi lado y que no tardó ni dos minutos en desplegar la bandeja del asiento delantero, apoyar sus manos sobre la misma y comenzar a rezar y darse cabezazos. Ritual que llevó a cabo durante las tres horas y media de vuelo. Por no parar, ni siquiera comió, no fuera a ser que el de ahí arriba se moleste ante tal sacrilegio. Y claro, serán prejuicios o lo que queráis, pero acojona… sobre todo siendo la primera vez. Entre eso, mi miedo irremediable a volar y un montón de tías con sus abayas que estaban sentadas cerca de mí, pues no es que fuera un viaje muy agradable.

Eso sí, ni dos minutos tardé en darme cuenta de la poca educación y civismo que tienen los sauditas. No sé por qué, pero pensaba que el hecho de llevar esas vestimentas tradicionales, digamos de aspecto tan honorable, se vería reflejado en un comportamiento público acorde a las mismas. ¡Pues nada más lejos de la realidad! Así, al levantarme para ir al baño del avión me encontré con dos señoras descalzas apoyando sus pies sobre el respaldo de delante, casi tocando la cabeza del pasajero en cuestión. Y ya no es sólo eso, es que se comen unas galletas y tiran las envolturas al suelo, o un trozo mismo de galleta si no tienen más ganas, o lo que tengan en las manos, papeles, plásticos... Ya aterrizados me esperé para salir uno de los últimos y al echar un vistazo atrás, el avión parecía una auténtica pocilga, como si hubiera estado semanas sin limpiarse.

Y lo peor es que no hay que esperar mucho para darse cuenta de otra de sus características que los distingue. El Racismo.

Sí, no sé a vosotros, pero a mi es algo que me chocó y mucho. Estás acostumbrado a que el racismo que has observado durante toda tu vida, o una parte del mismo, haya estado enfocado precisamente hacia los musulmanes. Y ahora, de pronto, descubres que ellos, al menos los sauditas, lo son… y mucho más de lo que os podáis imaginar. A los Occidentales nos respetan, consideran que son superiores a nosotros, pero por razones de conveniencia no nos tratan mal, al menos mediante organismos oficiales. Pero los hindús, pakistanís, filipinos… son considerados claramente inferiores, escoria, y así es como son tratados. Evidentemente es algo de lo que tomas conciencia todos los días, pero nada más llegar y pisar suelo saudita, lo ves en todo su esplendor. Como si quisieran mostrártelo y presumir de ello.

Recoges tu maleta, te diriges al paso de la aduana y ahí lo tienes, tal cual. La aduana es igual a la de cualquier otro aeropuerto, con sus cabinas de inspección y colas correspondientes. El tema es que de esas colas, los sauditas y occidentales tienen reservados dos o tres de ellas, las cuales avanzan con bastante rapidez. Sin embargo, los pakistanís y demás “escoria” deben dirigirse a otras distintas, las cuales, os puedo asegurar que apenas si avanzan. De hecho, en los 20-30 minutos que yo tardé en enseñar mi pasaporte, y durante los cuales pasó prácticamente todo nuestro vuelo, solo en una de esas filas hubo una o dos personas que pasaron.

Así que podéis imaginaros el espectáculo. En esas colas la gente literalmente acampa durante horas esperando poder enseñar su pasaporte y entrar. Simplemente porque no les da la gana de atenderles y les resulta muy divertido tenerlos ahí puteados. Según me han contado es normal que llegue uno de los policías de la aduana y por reírse un rato con sus compañeros le ordene a los primeros de una de las fila (que llevan horas esperando) que se pasen a la de al lado, ocupando la última posición.

Yo, como buen occidental, no tuve ningún problema a la llegada. Todo fue rápido, mi maleta no sufrió percance alguno y ni siquiera me ordenaron abrirla para registrar mi ordenador o discos duros en busca de porno, o analizar comidas en busca de alcohol o carne de cerdo. Lo cual es lógico, puesto que estaban todos muy ocupados analizando las maletas de la poca “escoria” que había conseguido pasar…

Una vez salido de la aduana me estaba esperando un conductor de la empresa con su cartelito y mi nombre impreso. Eran las doce de la noche y nada más salir al parking, zas… ¡primera bofetada! ¡Cuarenta grados de temperatura! Y yo que pensaba que en el desierto refrescaba por las noches…

El conductor me llevó directo al compound, pero durante el trayecto en coche pude darme cuenta de lo loca y peligrosa que es la conducción aquí… y de la majestuosidad de muchos de los edificios. Recorrimos todo el perímetro de la Princess Noura University, universidad para mujeres, que tiene varios kilómetros de longitud y unos auténticos monumentos con bóvedas y fuentes de película. Las fuentes por cierto las diseña y construye una empresa española. También ves montones y montones de escombros amontonados por todos lados, al borde la carretera, que te deja la impresión de una ciudad en plena reconstrucción tras algún tipo de conflicto. Y todo es porque no llevan los sobrantes de las obras a un vertedero, sino que los dejan ahí apilados en la parcela de al lado. Penoso.

Una de las piscinas al aire libre
Para los que no lo sepáis, un compound es un complejo residencial habitado normalmente por Occidentales. Estas urbanizaciones están prácticamente amuralladas, separadas por completo del  “mundo real”. Para entrar en las mismas tienes que presentar la acreditación correspondiente y pasar un fuerte dispositivo de seguridad, aunque el de nuestro compound deja mucho que desear.




El gimnasio


La entrada está vigilada por soldados del ejército saudita, que se encargan de inspeccionar el motor, maletero y bajos de tu coche en busca de artefactos explosivos. Además, los metros anteriores los recorres haciendo eses, sorteando barreras de hormigón armado, dispuestas de forma que no puedas coger suficiente velocidad… imagino que de cara a evitar posibles ataques kamikazes. Aquí os dejo un par de posts subidos por un compañero del compound, donde explica todo este tema y muestra fotos e incluso un video muy clarificador (está totalmente prohibido hacer fotos a soldados y vehículos del ejército… mucho más videos):


Jardines entre apartamentos

¿Qué tiene de bueno un compound?

Pues en el compound puedes llevar una vida totalmente normal. Bueno, mejor llamémosla occidental o parecida a la de España. Para empezar, la policía religiosa no puede entrar en el mismo, tampoco la no religiosa. Así, las mujeres visten como quieren, sin la abaya, y no es obligatorio que vayan acompañadas de su marido o padre (tutor legal). Nuestro compound dispone de restaurantes, piscinas, dos al aire libre y una cubierta, gimnasio, sauna, squash, mini-market, pistas de tenis, futbito y baloncesto, billares, ping-pong, videoclub... 

El estudio en el que vivo (I)


Por otro lado, los apartamentos no son especialmente lujosos. Hay varios tipos: estudios, estudios dobles, apartamentos de dos habitaciones y chalets. Ya os podréis imaginar que el chalet está muy pero que muy bien, así como los apartamentos de dos habitaciones. Yo vivo en un estudio, que es chiquitito y un poco cutre, pero que a mí me sobra y para nada estoy incómodo. Hay internet disponible y veloz, aunque un poco caro y también un aire acondicionado muy ruidoso pero necesario para poder vivir, incluso durante la noche.




El estudio en el que vivo (II)
Desde mi punto de vista en los compounds se vive bastante bien y muy acomodadamente, puedes practicar todo el deporte que quieras y tener reuniones con los demás compañeros y vecinos, comer en sus bares y restaurantes o echar una partida al billar. Además, te olvidas de las leyes religiosas y la Mutawa, pudiendo ir en bañador a la piscina, con tu pareja, sin molestas horas de rezo o incluso hacer tu propia cosecha de vino.

El estudio en el que vivo (III)





Uno de los inconvenientes que tienen es su precio excesivo. Por ejemplo, por lo que pagas por un estudio como el mío puedes tener sin problema una buena casa fuera del compound. Sin embargo, está claro que a los occidentales les merece la pena y prefieren pagar esos precios, puesto que la demanda es tan grande que las listas de espera llegan incluso al año.


Creo que por hoy ya está bien. Intentaré escribir con asiduidad e ir contando muchas otras cosillas, como la comida, la prohibición de alcohol y alcoholes de cosecha propia, las oficinas, restaurantes o la fascinante experiencia de conducir cada día…

Como indica la cabecera de este blog, en él escribiremos tanto yo como mi mujer, firmando bajo seudónimos, Mowgli y Roquillo respectivamente, por motivos de seguridad. En principio, sobre Arabia seré yo quien escriba, puesto que ella aún está en España. El objetivo es que pueda venir lo antes posible y que los papeles y visados no se alarguen demasiado. A ver si podemos explicar más adelante todo este tema de residencias permanentes y demás papeleos que puedan interesar a quienes busquen información y no consigan encontrar nada que les sirva.

Mowgli
En lo personal me está encantando la experiencia de conocer un país y una cultura tan diferente. La adaptación va muy bien y creo que no estoy teniendo problemas en ese sentido. Me he hecho ya con mi rutina de trabajo, el ir al gimnasio o quedar con la gente para comer algo o ir de compras al supermercado. Está claro que no es un país en el que pasar el resto de tu vida, pero ojalá pueda quedarme un tiempo largo y disfrutar de los aspectos positivos que te ofrece el trabajar y vivir aquí, más ahora con la que está cayendo en España.

Ojalá Roquillo pueda venir lo antes posible, y vivamos todo esto juntos. En ello estoy cada día, porque sin duda todo será mucho mejor cuando ella esté aquí. ¡Al igual que nuestros gatos! De quienes hemos tomado los seudónimos.


6 comentarios:

  1. Oeeeeee!! Por fin un post. Mola enterarse de cosas de allí, estoy deseando saber más sobre la cultura Saudí, las leyes religiosas y todo lo que te parezca curioso de aquellos lugares, un saludo :)

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    1. My weapon!! Que alegría verte por aquí, jajaja.

      Ya iré contando mas estos días. Ha costado empezar y escribir el primero, pero a ver si subo al menos una o dos entradas sobre Arabia a la semana, de hecho posiblemente el miércoles escriba una.

      Un abrazo nen!!

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  2. Intenté sin éxito dejarte un comentario en esta primera entrada cuando me diste la dirección del blog. Quería enviarte mi apoyo para esta nueva etapa que has comenzado, en la cual dejas ver ya que te está suponiendo un giro inexplorado y, de ahí, que de momento se te perciba emocionado con toda esa serie de cambios que estás viviendo.
    Confío en que sea y siga siendo así. Porque la vida puede ser maravillosa...
    Un saludo, Sevi.

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    1. Qué alegría verte por aquí!!

      Espero que entres de vez en cuando en el blog y sigas dejando algún que otro comentario. En cierto modo es como mantener el contacto... además, estoy seguro que te encantará leer lo que vaya contando, saber cosas nuevas, conociéndote!

      Ojala nos veamos pronto por Granada. Ya sabes lo que la echo de menos... y a todos vosotros. Habrá que tomarse unas buenas cervezas por Pedro Antonio! :-)

      Un abrazo James.

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    2. Quillo!!

      Acabo de ver que tienes blob tú también!! Qué callaíto te lo tenías... :-P

      A ver si le echo una buena ojeada.

      De nuevo, un abrazooo!

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    3. Ja, ja, ya sabes que soy así de reservado...
      Como dices, intentaré ir dejándote comentarios de vez en cuando para que tomes conciencia de mi paso por tu bitácora.
      Sea en Granada, Sevilla o cualquier otro lugar, volveremos a vernos las caras. Un abrazo para ti también. ¡Cuídate!

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